lunes, 14 de marzo de 2016

Mi No historia contigo V

Lágrimas.

Te he visto derramarlas por mí, por tristeza, por daño. Me has visto y sentido besarlas, tratando de animarte.
Ignoro cuando dejaste de llorar por mí, pues ya ha pasado bastante tiempo. Otra cosa es al revés, si yo he sido capaz de dejar de llorar.

No. A día de hoy sigo derramando lágrimas, aunque no es un continuo (como aquella primera vez). De hecho el último tiempo largo o continuo que he estado llorando ha sido hace excasamente poco tiempo, desde un par de semanas antes de vernos por última vez a un par de meses después de eso. Y cuando digo continuo me refiero a a diario, a llorar cada día, aunque sean unas pocas lágrimas. Sobretodo cuando he estado solo en casa.


No es sólo las lágrimas. Hubo un tiempo en que quise volver contigo e hice cosas a escondidas para darte una sorpresa. Hubo algo que siempre te dije y nunca hice, y es cambiarme de ciudad, a donde tú ya sabes. Después de tu primera visita aquí quise volver contigo y seguí mirando dónde vivir cerca de ti, y tenía un loft más o menos localizado. Quería irme unos días a verlo y, si me gustaba, mudarme un tiempo y darte la sorpresa de estar viviendo relativamente cerca de ti.
También dejé algo que me gustaba y es una parte de mi pasión (algo que ya había sacrificado en ocasiones por ir a verte), y la excusa real para dejarlo de lado fue precisamente mi convicción de preferirte a ti antes que a ello. Aunque nunca volvimos tampoco volví a eso, y no es algo de lo que me arrepienta, ya que me ha supuesto un ahorro personal (aunque me hubiese reportado alegrías).

También (y nunca te lo dije) me compré unos patines, porque patinar contigo era algo que siempre quise y nunca hice. Los he usado dos veces contadas.

Cuando había hecho todo eso tú me dijiste algo que me hizo cambiar mi decisión, mi pensamiento. Sé que yo he usado palabras que a ti te han hecho daño, pero no he sido el único. En aquel momento pensé que por qué iba a intentar estar contigo si tú me ibas a echar en cara todo eso y si me merecía la pena lo que pensaba hacer. El resultado lo conoces, nunca ocurrió, aunque esas palabras las tengo grabadas a fuego en mi memoria y en mi corazón. Y por ellas he cambiado mi forma de ser (en un determinado aspecto) y soy mucho más silencioso contigo, y cuando nos hemos hablado he mantenido cierta distancia y cierta mesura.

Yo no he sido un santo, ni por asomo. Aunque estos últimos párrafos me hagan parecer una víctima y tú una bruja, si has llorado por mi ha sido por mi culpa y mis errores, que han contribuido a esta situación.
Tampoco soy el malo. Simplemente, cada uno ha acabado haciendo daño al otro.

Y tú te has recuperado mejor, y yo no, pero eso ya lo sabía desde que estábamos juntos y me contabas ciertas preocupaciones.

Siempre supe que si nos separábamos definitivamente tú saldrías adelante muchísimo antes que yo, si es que yo era capaz de hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario