viernes, 2 de enero de 2015

Project Wings (capítulo 1)

Bip, Bip, Bip.
    La alarma resonó por toda la sala de control.
    - !Aquí base de control a centro de defensa 3, base de control a centro de defensa 3! Contesten, maldita sea.
    - Base de defensa 3, respondiendo a la llamada de base de control. ¿Qué cojones pasa para que llaméis de esa manera?
    - Los globos-sonda han detectado la entrada al planeta de tres oleadas de Kleiners. Dos de ellas constan de dos alados, mientras que la tercera tiene quince miembros.
    - ¿Estais seguros de las cantidades? No me gustaría que esos cabrones nos volviesen a dar una sorpresa.
    - Roger, confirmado. Ninguno de los grupos ha variado, y nos lo acaban de confirmar por medio de los satélites térmicos.
    - Entendido. Mandadnos las coordenadas de las posiciones que vayan ocupando a nuestra centralita de apoyo en tierra, que partimos de inmediato a su encuentro.
    - De acuerdo. Que tengáis suerte.
    - Eso espero. Corto y cierro.
    El teniente Cohern, que acababa de contestar a la radio, puso en pie a su tropa en el menor tiempo posible. Los enemigos estaban entrando de nuevo en guerra, y él no podía permitirlo.
    - Arriba, gandules. Esos hijos de perra de los alados vuelven a tocarnos los cojones. Pero esta vez serán ellos los que pidan clemencia cuando vean nuestras hélices cortar a cachitos sus asquerosas alas y se precipiten al vació. No tengáis miedo de sus armas, no os harán nada si mantenéis el plan de vuelo que hemos estado probando estas ultimas semanas. Venga, mandadles al infierno en memoria de vuestros compañeros caídos.
    - !A la orden señor!- Respondieron todos a una, a plena voz.
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    En apenas cinco minutos estaban todos ya preparados para partir. Salieron corriendo hasta el hangar, donde el personal encargado del mantenimiento de los aparatos estaba en pleno caos. Ellos también Debian estar preparados en caso de emergencia, y ahora estaban trabajando a marchas forzadas para tener los aviones tipo "Barón Rojo II" listo para partir en cuanto llegasen los pilotos.
    Cada piloto se dirigió a su avión. Comprobaron que todos los aparatos estuviesen a pleno rendimiento y fueron saliendo a la pista de aterrizaje de uno en uno. Aexis parecía no adaptarse a las nuevas modificaciones que habían aplicado a estos aviones. Cierto que el cierre de la cabina podía salvarles la vida, incluso que así podrían volar a mas velocidad para una intercepción, pero el aumento del blindaje y las armas habían obligado a aumentar también la potencia, y el control parecía resentirse en determinados momentos, varios de ellos bastante peligrosos. No le dio más vueltas al asunto y ocupó su lugar en la pista.
    Poco después de que todos los aviones despegasen les empezaron a llegar los datos sobre la localización y recorrido de los Kleiners. Tres oleadas, dos de ellas de solo dos miembros, y una tercera, de quince. Ellos eran solamente ocho. Sería una ocasión perfecta para probar las nuevas tácticas y las modificaciones en combate.
    - Aquí el teniente Cohern, en cabeza del tercer batallón aéreo de intercepción/eliminación de Kleiners, a todos los miembros de este batallón. Las ordenes son ir directamente a por el grupo de mayor numero.
    - Teniente, ¿y los otros cuatro alados?
    - De ellos se encargaran el segundo y cuarto batallón. No deberían tener ningún problema al ser superiores en numero. Nosotros solo hemos de concentrarnos en detener a los que se nos ha asignado. Parece ser que portan una gran esfera.
    - Casi me da miedo preguntar, pero, ¿cual creen en logística que puede ser su objetivo?

    Silencio. No necesitó nada más para saber cuál iba a ser el objetivo. No dejaría que lanzasen esa bola cerca del complejo de salvamento. Allí se encontraban los hospitales, las escuelas y las casas de la gente que había perdido lo que poseía por culpa de los ataques a la ciudad. Kishbu no dejaría que así fuese. Allí estaba lo que mas quería, su esposa y su hija.
    Todos tenían algo allí que defender. Apretaron el ritmo de sus aviones, manteniendo la formulación en línea. No tardaron ni diez minutos en ver a su objetivo. Cierto, portaban una gran esfera entre cuatro. Probablemente esperaban causar caos con las dos primeras oleadas y así alejar la atención del grupo principal.
    La radio dio tres pitidos correlativos, lo que indicaba que el ataque había comenzado, y que cada miembro debía ocupar su puesto. Sin perder un segundo de tiempo, se dividieron en dos grupos, uno de cinco y otro de tres, y cada uno formó una V. El grupo de tres estaba liderado por Kishbu, mientras que el otro lo lideraba el teniente. El grupo de Kishbu se adelantó para ser los primeros en atacar.
    Los Kleiners estaban preparados cuando llego el primer grupo. Una lluvia de EV`s (Esferas de Vacío) del tamaño de canicas les recibieron. Los aviones esquivaron la mayoría, pero unas pocas impactaron sobre las alas. El blindaje aguantó el primer envite. Esta vez los que atacaron fueron los aviones. sus metralletas disparaban ráfagas contra ellos, que tuvieron que dividirse para esquivarlas. Debían alejar a los aviones de la esfera, al menos el tiempo suficiente para poder lanzarla. Cuando se encontrasen a cien metros del suelo todo habría acabado, y podrían destruirla si quieran. Nada cambiaría entonces.
    Sethlem, uno de los alados, y cabecilla del golpe, dirigió a dos de sus hombres hacia los portadores y les ordeno defenderles. Luego se dirigió él mismo a por esos asquerosos "normales", como se autodefinian. Saco de un bolsillo de su ropa un puñado de EV`s, y arrojó la mitad. Tal y como esperaba, volvieron a repetir la maniobra para evitar el contacto. Aprovechó ese momento para estirar completamente hacia atrás sus alas, proporcionándole así más velocidad. En un abrir y cerrar de ojos se plantó junto a la panza de unos de los aviones. Se dio media vuelta y arrojó las EV`s restantes sobre el motor del avión, que desapareció en una nube de diminutas esferas negras. Este se precipitó al vació, mientras que Sethlem miraba satisfecho la trayectoria que tomaba.
    La alegría le duró poco. Antes de que se diese cuenta, dos de sus compañeros caían, cada uno por un lado, abatidos por el fuego de los otros dos "normales". Y se dirigían hacia la esfera. La ira le invadió, y miró al otro grupo, que estaba a punto de darle alcance. Cogió una esfera mayor, que tenia oculta en la espalda, y la arrojó contra los que venían. Cuando la estaban esquivando les arrojó otra ración de EV`s de su bolsillo, pero no con la intención de acertarles a ellos, sino a la esfera. Así lo hizo, liberando su poder. Dos de los cinco aviones perdieron parte de su fuselaje, mientras que un tercero desapareció entero en el vació formado. Por lo menos había dejado las cosas algo más igualadas. Se dirigió entonces a ayudar a matar a los dos cerdos que ya estaban en combate con los portadores.

La radio crepitó en la cabina de los dos aviones que quedaban. La voz del teniente Cohern sonó después y les ordenó que volviesen junto a los restantes para llevar a cabo la operación entre todos. Cambiaron su dirección por una descendente, trazando una ligera parábola pasando cerca de otro alado que les intentó atacar.
    En un par de minutos se juntaron los cinco aviones restantes y volvieron a la formación en v, liderada de nuevo por el teniente. Eran cinco para cinco, pero debido a la esfera, practicamente parecía ser que tres de los Kleiners no podrían oponer mucha resistencia, mientras que uno de ellos podría unirse al que parecía ser el líder para organizar la defensa. Alcanzaron la misma altura que sus enemigos: el ataque sería frontal. A medida que se acercaban quitaron los seguros de sus armas.
    La imágen que vieron según acortaban distancias les hacía presagiar que el trabajo no sería fácil. El líder de los Kleiners estaba de pie sobre la esfera, con sus alas extendidas horizontalmente, ligeramente inclinadas hacia abajo en su parte exterior. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho, mostrando indicios de ser alguien muy peligroso. Lentamente separó los brazos, dando una orden a sus hombres.
    - Soltad la bola, emisarios. Plan de ataque espiral.
    Inmediatamente los cuatro soltaron la bola, que empezó a descender sobre su objetivo. A la vez que esto sucedía, los cinco alados se lanzaron sobre los cinco aviones formando una espiral cerrada. Su táctica era doble: por un lado, proteger con sus cuerpos la esfera hasta que fuese demasiado tarde, y atacar por sorpresa a los aviones con una lluvia doble de plumas y EV`s. También aprovecharían el impulso que llevaban para separarlos y así tener más posibilidades de que su primer cometido llegase a buen puerto.
    Los dos aviones que formaban la cola de la V ascendieron por encima de los demás y les superaron rápidamente, debido al rebufo. Ellos  fueron los que lanzaron el primer ataque sobre la espiral. Una nube de plumas surgió de ella, y un Kleiner cayó abatido. Pero no tuvieron tiempo para celebrarlo. De entre la nube de plumas surgieron dos esferas del tamaño de manzanas, que acertaron en los aviones. Uno alcanzó un ala de uno de los aviones, haciendo desaparecer parte, y obligando a su piloto a saltar para salvarse. La otra exploto justo en la cabina del segundo aparato, arrancando parte de esta y la cabeza y hombros del piloto. Los restos del segundo aparato cayeron en barrena.
    Ahora eran tres para cuatro, y con una clara ventaja para los Kleiners.Pero ni el teniente Cohern ni Kishbu se rendirían facilmente. Ya habían luchado antes en muchas batallas y se compenetraban a la perfección. Separación, esa seria la clave. Separarse y realizar ataques desde varios puntos simultaneamente. No creían que pudiesen evitar todos los disparos.
    Dicho y hecho, las ordenes fueron dadas. De frente estaba Cohern, esperando a que Kishbu atacase desde abajo. Era una típica táctica suya. Primer enfrentamiento. Los disparos de Cohern fueron esquivados, pero no los de sus dos hombres, que abatieron a un alado. Tres para tres, la cosa se igualaba.
    Una lluvia de EV`s fueron a recibirle, pero él las esquivó facilmente. Sethlem empezaba a estar molesto: esos pesados de los Mutters estaban acabando con sus hombres. Claro que mientras perdían el tiempo con ellos, la esfera seguía descendiendo. Y este planeta tenia una gravedad superior a la del suyo, así que calculo que el tiempo que faltaba sería de unos escasos minutos. Metió la mano en su bolsillo para coger mas Ev`s, pero se le habían terminado. Solo le quedaban tres en su cinturón, y no estaba dispuesto a gastarlas si no tenia blanco fijo.
    El ruido del motor de un avión le avisó de que alguien le venia por encima. Casi sin mirar cogió una de las esferas y la lanzó sobre su objetivo, golpeándole en un costado. Una buena parte del casco desapareció por efecto de la EV, mientras que algunos cables colgaban y lanzaban chispas. El depósito empezó a soltar combustible, que, al contacto con unas chispas, convirtió al avión en una bola de fuego que explotó en decenas de cachos. Tres para dos, pensó.
    Ni el teniente ni Kishbu siguieron la trayectoria del avión que acababa de explotar: no disponían de tiempo. Acatarían con todos esos perros en honor de sus compañeros caídos en esta lucha, y evitarían que la esfera alcanzase tierra. Entre los dos acribillaron a balazos a otro Kleiner, y se dispusieron a terminar con el jefe. Sethlem les lanzó las dos EV`s restantes, pero las hicieron desparecer bajo una ráfaga de disparos. Estas mismas ráfagas continuaron hasta que la alcanzaron en el hombro y el ala derechas, haciéndole caer.
    Ante la caída del líder, tanto Cohern como Kishbu se lanzaron tras la esfera, que les sacaba un buen trecho. Kishbu empezó a tomar ventaja, y parecía que iba a lograr alcanzarla. Pero cuando superó a su teniente, éste vio que en su panza llevaba sujeto al Kleiner que faltaba, y que ambos habían olvidado. No podía dispararle, ya que corría el riesgo de acertar sobre el avión e impedir que llegase a interceptar la esfera.
    El Kleiner subió hasta la cabina del avión, y sacó de su cinturón una EV. Por lo visto, a ellos no les importaba inmolarse.
    - Kishbu, tienes un polizón en el avión. Trata de sacudírtelo.
    - No se si podré. ¿No puedes acertarle con tus ametralladoras?
    - Es difícil, podría darte a ti en su lugar.
    - Entonces trata de matarle con tus aspas. Mientras yo trataré de zafarme de él.
    Hizo varios movimientos bruscos, pero el Kleiner usaba sus alas para mantenerse unido a el. Viendo que no podía zafarse de él, mantuvo el rumbo descendente hacia la esfera. El Kleiner se alzó ligeramente para prepararse para lanzar la bola, pero no pudo hacerlo. El teniente Cohern había logrado alcanzarles y situarse justo detrás del alado, a la espera de ese gesto. Sin pensarlo, usó las aspas del avión como arma. Centenares de trocitos de cráneo y cerebro se esparcieron cuando las aspas trituraron el cráneo del alado. Desgraciadamente, la esfera salió  despedida de su brazo y golpeó las aspas, dejándolas inservibles. No tuvo mas remedio que separarse de Kishbu y dejarle hacer a él.
    - Buena suerte.
    Kishbu se acerco a la esfera. Apretó el gatillo, pero se había quedado sin munición en el último ataque. La esfera continuaba su camino, y las esperanzas de los dos se disolvieron al escuchar el cargador vació.
    - Teniente, lo siento. Solo hay una salida para esto.
    - No serviría de nada que te estrellases. Lo mas probable es que empujases la esfera y llegase antes al suelo.
    - No me refiero a eso.
    Aceleró aun más su avión hasta casi hacer explotar el motor. Cuando estuvo a unos escasos metros viró completamente el aparato, poniéndolo horizontal y boca abajo. Activó la ejección de su cabina y se liberó de su paracaídas para que no le frenase. Kishbu apenas podía moverse por la velocidad, pero sabía que tenía escasos segundos para llevar a cabo su plan. Dirigió su brazo hacia su cintura y cogió un revolver de seis disparos. Apuntó, disparó, y la esfera estalló, engulliéndole a él, a su aparato, y la parte superior de dos grandes rascacielos. Había logrado  detener la esfera, a costa de su vida. Cohern logró planear algo con su avión antes de saltar, y así alejarse del vació creado por la EV. Entonces activó su ejección.
    Con lágrimas en los ojos descendió ligeramente hasta el suelo. Una vez que hubo llegado, avanzó hacia el lugar donde se debía hallar un cuartel militar. La cabeza del hombre que también se había arrojado en paracaídas unos minutos antes se estrello a sus pies, levantando una nube de polvo. Sus ojos tenían una expresión de horror como nunca antes había visto. Se dio media vuelta y se encontró flotando torpemente al líder de los Kleiners. Le faltaban muchísimas plumas del ala derecha, y tenía ésta y el brazo derecho totalmente cubiertos de sangre. Tenía su brazo izquierdo sobre su costado derecho, tratando de taponar una herida.
    - Habéis impedido que nuestra esfera tocase tierra, pero eso no quiere decir que tengáis que seguir vivos ni que podáis cantar victoria. Volveremos.
    Escupió. Con mucha dificultad ascendió hasta que se perdió de vista. Cohern recuperó la cabeza del pobre hombre y volvió a dirigirse al cuartel. En cuanto se hubiese aseado y estuviese más tranquilo tendría que ir a ver a la mujer y a la hija de Kishbu para explicarle el por qué nunca jamás volvería a casa.