Pequeño pájaro carmesí atrapado en tu jaula, impidiendo que vueles libremente.
Tu canto apenas audible es ignorado por quien deseas que sea tu dueño. Eterna sonata, siempre igual, siempre cálida. Siempre triste.
Mientras el tiempo pasa vas perdiendo y encontrando una ilusión que no deja de ser eso, una mera ilusión, pero que te mantiene con la esperanza de algún día hallar a alguien que por fin decida cuidarte.
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