Te miro y sé que no existes. Te escucho y sé que lo que dices es falso. No puedo tocarte, no puedo estar cerca de ti...
Y sin embargo te aprendo. Aprendo tu vida, aprendo tus expresiones, aprendo cómo eres.
Esa inocencia -o incredulidad, mejor dicho-. Esa falta de madurez. Esa preocupación por tus semejantes aun a costa de ti misma.
Ese pelo. Su longitud, su ondulación. Su color.
El de tus ojos. Su forma. Lo que expresan y cómo lo expresan. Cómo destacan tus párpados en determinados momentos, con esa ligera "hinchazón"que me gusta (la he visto en muchos ojos y siempre me ha atraído, no es algo exclusivo tuyo).
Las lecciones que se pueden aprender de ti pese a no existir. Ni lo que te rodea.
Y aun así, pese a todo, muchos te vemos en tu no existencia.
Panda de chalados.